Créditos de carbono: el poder del mercado para alcanzar cero y justicia climática
Los créditos de carbono usan el poder del mercado para proteger el planeta y combatir el cambio climático. Reducen las emisiones globales, mejoran los ingresos de las personas y protegen el planeta.
Los créditos de carbono son un mecanismo destinado a mitigar el impacto de las emisiones de gases de efecto invernadero en el medio ambiente. Un crédito de carbono representa un permiso para emitir una tonelada de dióxido de carbono (CO2) o gases de efecto invernadero equivalentes. Son un instrumento para compensar las emisiones de gases de efecto invernadero y se negocian en los mercados mundiales de carbono.
¿Cómo se generan los créditos de carbono?
Diversas actividades pueden generar créditos de carbono, como la producción de energías renovables, la reforestación y los proyectos de eficiencia energética. El proceso comienza con la creación de un proyecto que reduzca o elimine las emisiones de carbono.
Un verificador externo evalúa el proyecto. Esta evaluación garantiza que el proyecto cumple unos criterios específicos. Los créditos generados deben ser verificables, permanentes y adicionales.
Los proyectos de eficiencia energética pueden ayudar a alcanzar los objetivos de cero emisiones netas. Estos proyectos reducen el consumo de energía y pueden verificar la reducción de la huella de carbono. Como resultado, los proyectos de eficiencia energética pueden generar créditos de carbono.
Una vez aprobado, el proyecto puede generar compensaciones de carbono, que pueden venderse en el Mercado.
¿Qué es el mercado de créditos de carbono?
El precio de los créditos de carbono varía en función de la oferta y la demanda en el Mercado. La demanda de créditos de carbono ha crecido en los últimos años.
Gobiernos y organizaciones de todo el mundo se han fijado objetivos para reducir sus emisiones de carbono. Su objetivo es llegar a cero en 2050. Los créditos de carbono pueden ayudarles a alcanzar estos objetivos.
Existen dos tipos distintos de mercados de carbono.
- El primero es un mercado regulado que funciona con programas de tope y comercio con normativas a nivel regional y estatal.
- El segundo es el mercado voluntario del carbono, en el que empresas y particulares pueden comprar créditos para compensar sus emisiones de carbono.
McKinsey calcula que la demanda de créditos de carbono podría aumentar considerablemente de aquí a 2030. En 2050, las necesidades podrían multiplicarse por 100.
En conjunto, el mercado de las compensaciones de carbono podría superar los 50.000 millones de dólares en 2030.
Los créditos de carbono pueden ayudar a las empresas y a las personas a cumplir sus objetivos en materia de cambio climático.
Las empresas y organizaciones que pretenden alcanzar las emisiones netas cero tienen múltiples opciones. Pueden reducir y eliminar emisiones y compensar parte de sus emisiones.
Algunos ejemplos de reducción de emisiones son la detección y reparación de fugas de gas, el ahorro de energía y la optimización de las rutas de transporte. La tecnología de captura de carbono entra en la categoría de remoción.
Pueden hacerlo comprando créditos de proyectos que reduzcan o eliminen dióxido de carbono de la atmósfera.
Alcanzar cero emisiones de carbon es un esfuerzo colectivo. Las personas pueden reducir su huella de carbono a nivel individual, acelerando el esfuerzo colectivo hacia el cero neto o carbono neutralidad.
Las Naciones Unidas recomiendan reducir las emisiones anuales de carbono a 2,5 toneladas de CO2e por persona para el 2030. Esta reducción de la huella de carbono es necesaria para controlar las temperaturas globales y preservar un clima habitable. En Estados Unidos, las emisiones anuales de CO2e por persona son de 14,6 toneladas, más del doble de la media mundial, que es de 6,3.
Mejorando la eficiencia energética, las emisiones mundiales podrían disminuir en 2.000 millones de toneladas de aquí a 2030. Esta reducción representa una quinta parte del total necesario para alcanzar el cero neto. Estas mejoras también ahorrarían a los consumidores $440.000 millones de dólares en facturas energéticas anuales.
¿Cuáles son los riesgos de los créditos de carbono?
En primer lugar, no debemos depender únicamente de los créditos para reducir las emisiones de carbono y combatir cambio climático. Ciertamente, son una de las herramientas disponibles, pero no la cura infalible para el problema.
Además, cuando hay falta de verificación medible, se puede dar lugar a una ciencia climática cuestionable y al lavado verde. Algunos proyectos pueden necesitar mediciones para ser más sostenibles y eficaces.
Por este motivo, se han criticado los créditos de carbono basados en la naturaleza, como los procedentes de los árboles y la agricultura. Su eficacia para reducir las emisiones es difícil de medir, lo que las hace cuestionables.
Por último, el doble conteo puede llevar a exagerar las reducciones de emisiones, lo que puede ocurrir al vender un crédito varias veces.
¿Cómo aprovechar el potencial de los créditos de carbono?
Para que los créditos de carbono sean eficaces, es esencial contar con sólidos sistemas de medicion y seguimiento. En consecuencia, las mediciones pueden garantizar la reducción de emisiones a través de los proyectos y evitar la doble contabilización de créditos.
Además, los créditos de carbono son un factor crucial para el desarrollo sostenible y la justicia climática. Así pues, los proyectos deben aportar beneficios a las comunidades locales, no sólo en los países en desarrollo, sino en todo el mundo.
La verificación inclusiva y basada en mediciones de los atributos medioambientales fomentan la confianza, la transparencia y la eficacia en la producción de créditos de carbono de alta calidad.
En conclusión, los mercados son cruciales para que los incentivos financieros animen a las empresas y a los particulares a tomar medidas contra el cambio climático. Los proyectos de créditos de carbono pueden promover un futuro sostenible para el planeta y para todos.